La petición, en la conciencia de las necesidades es la llave de la abundancia. Guy De Buschher.
Como bien explica Stephen Covey en “Los siete hábitos de la gente altamente efectiva” la palabra proactividad es ahora muy común en los textos de dirección de empresas.
Ser proactivo no significa sólo tomar la iniciativa. Significa que, como seres humanos, somos responsables de nuestra propia vida. Nuestra conducta está en función de nuestras decisiones, no de nuestras condiciones. Tenemos la iniciativa y la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan.
Ser proactivo significa, entre otras muchas cosas, saber pedir. Saber pedir para los demás, y también saber pedir para nosotros mismos. Es así como podremos construir la realidad y crear nuestro destino.
El coaching ontológico predica que los seres humanos construimos nuestra realidad a partir del lenguaje que utilizamos. Rafael Echevarria también habla en su libro Ontología del lenguaje de las peticiones.
Un problema habitual es la relación con personas que no saben hacer peticiones u ofertas. “Las personas que simplemente no piden o no ofrecen bajo determinadas circunstancias.
Hay quienes, por ejemplo, sabiendo pedir al interior de la familia, suelen no hacerlo en la oficina, o con determinados amigos, o cuando, por ejemplo, hacen el amor.
Ellos esperan que los demás descubran, casi por arte de magia, lo que les inquieta o importa. Muchas veces caen en el resentimiento culpando a los demás por no cumplir promesas que jamás se atrevieron a pedir.”
Y para pedir, hay que saberlo hacer bajo unas determinados parámetros. Una petición ha de poseer 6 características:
• Se dirige a una persona en concreto “¿Tu tendrías algún problema en ayudarme?” y no “¿Alguien podría ayudarme?”
• Se refiere al momento actual “Dime si quieres encargarte de confeccionar el informe” y no “¡A partir de ahora te encargas del informe!”
• Es concreta “Dime si quieres encargarte de confeccionar el informe” y no abstracta como “¡Ayúdame!”
• Se expresa en lenguaje positivo: evitar las negociaciones como “No te importaría…?”
• Es factible. ¡Pedir lo imposible es la mejor manera de no conseguir nada!
• Da libertad de elección, y la capacidad del otro de poder decir NO o SI “¿Tendrías algún inconveniente en ayudarme?” y no “Quiero que tu me ayudes”.
¡Hacer una petición es ser proactivo y coger las riendas de tu vida!