Vivimos rodeados de emociones, tanto positivas como negativas y cuando se trata de sesiones de Coaching, estas emociones se hacen más evidentes. El cómo las manejamos y afrontamos está determinado por nuestra Inteligencia Emocional.
Este concepto comenzó a ser utilizado a partir de la publicación del libro Inteligencia Emocional de Daniel Goleman en 1995, por lo que es relativamente nuevo, pero… ¿Qué es realmente la Inteligencia Emocional? ¿Qué caracteriza a una persona emocionalmente inteligente? Según Goleman, esta competencia se asocia a la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos, los sentimientos de los demás, motivarnos y manejar adecuadamente las relaciones que sostenemos con los demás y con nosotros mismos. Teniendo en cuenta todo ello, resulta evidente que para ser un buen coach es necesario presentar una buena Inteligencia Emocional, ya que es la que nos permitirá manejar aquellas emociones que nos despierta el cliente y por lo tanto, que éstas no interfieran en la sesión de Coaching y realizar un buen proceso de acompañamiento.
La necesidad de poseer una buena Inteligencia Emocional, no únicamente se da en un proceso de Coaching, cada vez más, las empresas se interesan en formar a sus directivos con cursos que les permitan desarrollar esta competencia. El objetivo principal es que aprendan a gestionar sus emociones, motivar a los empleados que están a su cargo y tolerar la presión y frustración propias de las situaciones de estrés. La importancia de este hecho radica en que, en palabras del propio Daniel Goleman: “La inmensa mayoría (más del 80%) de las habilidades generales que distinguen a los trabajadores – estrella – de los trabajadores promedio no dependen de habilidades estrictamente cognitivas sino de la inteligencia emocional”.
Dentro del Coaching, se ponen a prueba muchas capacidades presentes en la Inteligencia Emocional tales como la empatía, el autoconocimiento o la gestión emocional. Es por ello que es fundamental que la persona que desee ejercer como Coach esté familiarizado y domine las habilidades de la Inteligencia Emocional, para así llevar a cabo una mejor práctica. Desde el Instituto Superior de Coaching conocemos esta necesidad y por eso nuestras formaciones enfatizan el papel de la Inteligencia Emocional y se fomenta su desarrollo.
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