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Excusas…

Estamos llenos de excusas, de explicaciones tales como : “si no fuera por”, “la culpa es de”, “yo soy así”….
Son las explicaciones del tipo “la ley de la gravedad”. De acuerdo con esta explicación, el objeto de mi mano cayó atraído por culpa de la ley de la gravedad.

Pongamos un ejemplo concreto. La tarea es entregar una serie de informes para el día 5 y el día 4 se cae el sistema. Los informes no se entregan a tiempo.
Existen varias opciones para comunicar este hecho a la persona que debería de haber recibido los informes. Una es decir que no se cumplió con la tarea porque “se cayo el sistema” ¿Es esto tranquilizador? Probablemente no…

Normalmente actuamos dando este tipo de explicaciones “tranquilizadoras”… son tranquilizadoras, no porque resuelven algo. El problema sigue existiendo. Lo son porque en ellas nos declaramos inocentes y ponemos la culpa en “el sistema”. Nos ubicamos en el rol de victima, inocentes, pero al mismo tiempo incompetentes…

Haciéndome parte del problema puedo ser parte de la solución.

Aquí, a diferencia con la explicación anterior, lo que obtengo como resultado, es lo que contribuyo a producir. Soy parte contribuyente de un resultado. No me hago culpable ya que no elegí que se cayera el sistema. Asumo, si, el poder que está en mis manos comunicando el inconveniente y solicitando ayuda o pidiendo sugerencias a alguien.
Obrar de este modo también tiene un costo, y es la responsabilidad. En esta explicación se abren posibilidades de acción, de responder a una situación.

La cuestión pasa por asumir la responsabilidad, es decir la habilidad para responder a una situación. Pasa por tomar conciencia de que, aun en las circunstancias más difíciles puedo elegir quien voy a ser.

La pregunta que haría el coach en una situación como esta sería ¿Qué quieres que ocurra en esta situación?
Puedes leer más sobre este tema en el libro Coaching el arte de soplar las brasas de Leonardo Wolk.

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