Cuantas veces nos ha pasado que alguien nos está contando alguna historia personal, alguna situación de la vida cotidiana y antes de que termine por nuestra cabeza pasan pensamientos del tipo “Ya se como va a acabar…” “Yo no hubiera hecho eso….””A mi me pasó lo mismo…” “La mayor parte de las personas no escuchan con la intención de comprender, sino para contestar.
Están hablando i preparándose para hablar. Lo filtran todo a través de sus propios paradigmas, leen su autobiografía en la vida de otras personas.” Stephen Covey. En este tipo de situaciones, no estamos escuchando empáticamente, simplemente estamos repasando nuestra propia autobiografía. Nos dice Covey, que cuando otra persona habla, por lo general la “escuchamos” en uno de los cuatro niveles. Estos son:
- Podemos estar ignorándola, es decir, no escuchándola en absoluto.
- Podemos fingir que la escuchamos.
- Podemos practicar la escucha selectiva, oyendo sólo las partes de la conversación que nos interesan.
- Podemos escuchar atentamente todas y cada una de las palabras que se pronuncian.
Existe otro nivel superior. La escucha empática. Este tipo de escuchar a los demás, va más allá de la escucha activa. La escucha empática significa escuchar con la intención de comprender, de esta forma entramos en el marco de referencia de la otra persona, y podemos ver el mundo como ésta lo ve. Así comprenderemos lo que siente. Es aquí donde tenemos que distinguir empatía con simpatía, ya que la segunda es una forma de juicio. “La esencia de la escucha empática no consiste en estar de acuerdo; consiste en comprender profunda y completamente a la otra persona, tanto emocional como intelectualmente.” Stephen Covey.
Si estudiamos la estructura de comunicación entre las personas, sólo el 7% del total de ésta se refiere a las palabras. El otro 93% se reparte entre el tono de voz y el lenguaje corporal. En la escucha empática a parte de escuchar con los oídos, tenemos que escuchar con los ojos y con el corazón, ya que así podremos escuchar los sentimientos y los significados de éstos. Es de ésta forma, que en lugar de proyectar nuestra propia autobiografía sobre lo que estamos “escuchando” interpretando las palabras de nuestro interlocutor, escuchamos para comprender, que es el primer paso de escuchar para ayudar a transformar.